sábado, 21 de marzo de 2015

Partituras Musicales e Ilustración

Durante mucho tiempo, la única forma de escuchar música en el mundo era con intérpretes en vivo. Es por esto que era tan necesario que en las familias se enseñara la interpretación de  algún instrumento, el cual en la clase más alta fue  casi exclusivamente el piano.  Pero también de la misma forma era necesario que existiera una provisión de las correspondientes partituras para que se pudiera tocar los distintos temas.

  

Dentro de este ámbito se creó una industria a través de la edición y publicación de las mismas. Y como eran objetos que necesariamente se veían y exhibían, la portada generaba un imán para atraer compradores. Por lo tanto la preparación e ilustración de estas portadas en las partituras generó un arte propio. 




En Chile la tradición española hacía que el instrumento preferido para acompañamiento de tertulias fuera la guitarra. Ya con la independencia, y la llegada de comerciantes extranjeros, el piano comienza cada vez más a tener preponderancia, transformándose pronto en el instrumento que acompaña las veladas.

Así las cosas es en la ciudad de Valparaiso en donde se concentran  los primeros comercios especializados en partituras e instrumentos, especialmente de pianos.  Inicialmente las partituras eran obras doctas, y algunos sones populares.  Y ya para fines del siglo XIX y comienzos del XX el género que se popularizó fue el de las canciones de moda, que fueron los animadores de fiestas y encuentros. Varios locales fueron famosos en la historia de Chile, como la Casa Amarilla.

De hecho en algunos hogares era usual que agruparan sus partituras y, las empastaran, de forma tal que no se perdieran y estuvieran a mano. De allí el origen de algunos álbum con unas 20 a 40 partituras y la identificación de sus propietarios.

Con la llegada de la radio como medio de transmisión, y de la gran popularidad que los programas musicales rápidamente adquirieron,  y casi en paralelo el invento  de los gramófonos y la industria disquera, hizo desaparecer esta industria.  Hoy se las puede hallar en librerías de viejo por montones porque ya no tiene mayor uso salvo para unos pocos.
  


Hemos exhibido hoy una pequeña muestra, incluyendo por cierto múltiples ejemplos de Chile, buscando aquellos con alguna interesante imagen de portada.  Los autores, por cierto, casi nunca son identificados aún cuando presumimos que la fuente de la mayoría de ellos se puede encontrar en obras originarias de otros países.


lunes, 2 de marzo de 2015

Viñetas. Viñetas. Viñetas.

"Viñeta, en artes gráficas, es un diseño decorativo, usado generalmente en libros tanto para separar secciones o bloques o capítulos, como para simplemente decorar." En propiedad, una viñeta es, según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, un ‘dibujo o estampa que se pone para adorno en el principio o el fin de los libros y capítulos, y algunas veces en los contornos de las planas’.  Las viñetas originales representaban pámpanos de vid y racimos, y de ahí su nombre (del francés vigne, ‘viña’). Con el tiempo, designó más en general a ciertos ornamentos que servían sobre todo para evitar lo que se consideraba un blanco excesivamente grande en ciertas páginas de los libros.  Tras desaparecer casi por completo en el diseño gráfico del siglo XX, ha reaparecido recientemente en trabajos que buscan una estética clásica o antigua.



Este arte de hacer viñetas es un arte poco usual en la gráfica chilena, así es que he decidido dar un paseo por un par de libros que poseen esta hermosa característica.

Uno de esos es la primera edición -del año 1926- del libro de Jenaro Prieto Un muerto de mal criterio.  Este fue el primer libro del autor, seguido luego por El Socio, siendo ambos textos dado su espíritu satírico, buena escritura y temática, muy populares y por ese  éxito han disfrutado del privilegio de reediciones hasta el día de hoy.  La edición que revisaremos hoy posee unas hermosas viñetas de Joaquín Díaz Besa.  Son 18 viñetas, todas distintas y que miradas en secuencia van desde lo más oscuro hasta lo brillante, siguiendo la progresión de la historia en sus capítulos.  Son prácticamente pequeños cuadros o ilustraciones.






La historia que se narra es la de  Marcelo, un juez de la vida real quien ha muerto y se ve viajando en relojes que poseen pesas y campanas que le servirían de ataúd. Al llegar al mas allá se encuentra con quien será su asistente Guezalaga.  Allí debe juzgar y decidir el destino de las almas que viajen al más allá. Según el prologo: "Aunque el muerto de mal criterio no juzgue vivos, juzgara vivezas". Este libro está relacionado con el humor y la variabilidad de los personajes que van apareciendo en la historia.




El segundo ejemplo corresponde al trabajo en varias de las obras expuestas en la colección de literatura infanto-juvenil Biblioteca Fantástica, de la Editorial Universo, en donde varios artistas usan estas viñetas con distinta suerte.  Esta colección -con unos veinte títulos en total- se publicó entre los años 1936 a 1939, bajo la dirección de Blanca Santa Cruz, y se enfocó en incluir tradiciones y leyendas de países y regiones de todo el mundo.






Mostramos el trabajo en tres libros, destacando el trabajo de F. Atria en los "Cuentos Chinos".  Los otros dos títulos son "Las Hadas en Francia" (se pueden ver por sus viñetas más tradicionales enmarcadas en madera, trabajo de Viscarra), y "Leyendas Moriscas" (con viñetas de innegable presencia mora en su aspecto).